lunes, 27 de julio de 2015

Romanticismo


· Surge a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Tiene origen en los  países nórdicos (Alemania e Inglaterra) y luego se extiende por toda Europa. Sus antecedentes son el Pre-romanticismo en Francia (Diderot y Rousseau) y el SturmundDrang de Alemania (Göethe y Schiller)
· Como movimiento cultural y artístico es vasto y de naturaleza contradictoria, razón por la cual se vuelve difícil sintetizar los elementos que lo definen.
· Abarca todas las artes: música, pintura, escultura, literatura, además de una posición estética, se proclama como una filosofía de vida.
· Surge como reacción contra el clasicismo: lo clásico se identifica con el orden y la razón; lo romántico, con la exaltación de sentimientos.
· La concepción de la naturaleza está impregnada del panteísmo de Spinoza: se trata de una naturaleza animada, habitada. Basado en el principio de un organismo vital único que adquiere diferentes formas, el romántico piensa la naturaleza y la obra de arte como una analogía. La naturaleza es simbólica y, al pensarla como un lenguaje, el poeta se convierte en un descifrador.
· "Un poema yace encerrado en la naturaleza como secreta y misteriosa cifra". Hay un intento de recrear en la poesía el lenguaje primitivo, originario de la naturaleza.
· El conocimiento romántico está impregnado por la obsesión de una pérdida y al mismo tiempo, por la intuición o esperanza de acceder a un saber absoluto, infinito: no acepta límites.
· Sentido de la poesía: es conmoción del ser y busca conmover al otro. Las poéticas románticas hablan de la poesía como éxtasis, como visitación. El poeta es alguien ajeno, alienado, en contacto con lo irracional. Esta vivencia de embriaguez, exaltación lo conduce a una vida desbordante, ardiente y sombría. Surge el concepto de lo meteórico: la poesía como una llamarada que se extingue; de ahí el cultivo de lo fragmentario.
· El romántico cultiva lo inefable, la página en blanco, la atracción por lo no dicho que se deja entrever, lo sugerente.
· Vinculada con esta vivencia mágica de la poesía, ésta se presenta como algo primitivo en un doble sentido: de arte popular y de arte infantil.
· El sueño, el elemento onírico se torna fundamental.
· El rechazo de la civilización, de la máquina se expresa en esta búsqueda de la anti-cultura.
· La sensibilidad romántica está marcada por una tendencia a lo agónico. Esta tendencia sumada a la atracción por lo raro, misterioso y lo horrible, grotesco se constituye casi como la filosofía de la enfermedad.
· Existe una negación de lo ordinario, de lo normal y un rechazo, en lo formal, por lo acabado, terminado. Se evidencia el culto por la belleza medusea, por la cabeza de Medusa donde belleza y fealdad no pueden divorciarse. El poetizar los aspectos de lo horrible, enfermo y patológico era considerado antes del romanticismo como anti-estético.
· El sentimiento de melancolía, de voluptuosidad en el dolor es un sentimiento romántico por excelencia. "La vida es una enfermedad del espíritu" decía Novalis.
· Se destaca la nostalgia, el anhelo que no se satisface nunca: la búsqueda de lo absoluto simbolizada en la flor azul de Novalis.
· El sentido del tiempo: es un tiempo de fuga, huida, retraimiento. Se opera una valoración intensa del sentido de lo histórico como algo evolutivo, como un devenir, como un cambio incesante. Hay una fuga hacia el pasado y un descubrimiento de la sensibilidad del pasado.
· Se da una exaltación del pasado y de lo nacional. Se idealiza la Edad Media y en este retorno a lo medieval se opera una revaloración del espíritu religioso.
· Individualismo: se reivindica la separación entre el individuo y la sociedad; las cosas pasan por el "yo" y el arte se vuelve introspección y confesión.
· Pesimismo: el poeta se siente incomprendido por esa sociedad que lo rechaza.
· Aportó el concepto de libertad en la vida y en el arte (formas abiertas).
· Se destaca el predominio de la imaginación y el sentimiento sobre la razón.

Para romanticismo en Francia consultar Baudelaire, Las flores del mal, Selección, traducción y comentarios: Edmundo Gómez Mango, Montevideo, Ediciones de la Banda Oriental, 1995, pp. 7-17. .

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